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Trayectoria

Estando aún cursando estudios primarios, cuando tenía unos escasos siete años, en uno de los controles psicológicos que nos hacían para medir las capacidades y aptitudes del alumnado, en el que nos hacían varias preguntas y nos hacían realizar algunos dibujos para después evaluar dichas capacidades, concluía el informe que tenía aptitudes para estudiar derecho y habilidades propias para el ejercicio de la profesión de abogado. Control que aún conservo guardado.

Ya siendo funcionario de carrera de la Administración de Justicia desde 1990, me interesaba y apasionaba el ejercicio profesional y por ello en febrero de 1998 me colegié en el Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla como abogado no ejerciente, por ser incompatible el ejercicio de la profesión con mi condición funcionarial integrante del Poder Judicial.

La verdad es que siempre me motivó y apasionó el mundo del derecho en general y de ahí que desde muy pequeño dijera que quería estudiar derecho y ser abogado, porque me apasionaba la profesión de la abogacía. Tal vez porque siendo un niño escuchaba en casa hazañas profesionales de mi abuelo paterno que era abogado, cuando los abogados en España se podían incluir en un listado que nada tiene que ver numéricamente con los existentes en la actualidad. Hoy día presumo de ello y exhibo con orgullo su placa en mi despacho personal del Bufete en la que reza “J. GIL SALAS – ABOGADO”.

Fue en 2005 cuando cesé como funcionario de carrera en el Cuerpo Nacional de Secretarios Judiciales –actual Cuerpo Nacional de Letrados de la Administración de Justicia– cuando pasé a darme de alta como abogado en ejercicio.

Ya un año antes había fundado en 1997 la Escuela Oficial de Práctica Jurídica del Instituto de Ciencias del Derecho y la Empresa (ICIDE), para la formación de abogados –homologada por el Consejo General de la Abogacía Española–, de la que soy director en la actualidad y por la que han pasado miles de alumnos tanto del ámbito de la geografía nacional como de Hispanoamérica en sus más de dos décadas de existencia; tanto abogados de pro en los programas de formación inicial como profesionales con bastantes años en ejercicio en sus distintos programas de formación continua.

En ella impartí docencia, compaginándola con mi actividad como Funcionario de Justicia, por ser la única actividad compatible. Docencia que también tuve el privilegio de impartir en la antigua Fábrica de Tabacos en la se ubicaba la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, en la Cátedra de Derecho Penal del Profesor Dr. Polaino Navarrete, quien fue mi director de tesis doctoral sobre el Delito Fiscal.

Emilio Moeckel

Toda mi vida, tanto estudiantil como profesional e incluso empresarial ha estado enfocada e incardinada al mundo del Derecho con un objetivo o meta para mí: La ardua pero honrosa profesión del ejercicio de la abogacía.